Las Apps de Salud (todo lo que se engloba como Salud Móvil y que monitoriza y comunica datos desde el móvil o smartphone, Tablets, wearables o biosensores) son aquellas herramientas tecnológicas que tratan de ayudar a las personas a manejar una circunstancia desfavorable física, psíquica e incluso social; o para informarse de su situación de salud. Este panorama está enmarcado en las temáticas o etiquetas mHealth (internacional) o Salud Movil (en entorno hispanoparlante).

A su vez, la mHeatlh forma parte de las Tecnologías Exponenciales (Exponential Technologies Health Care), que están permitiendo la convergencia de los avances de la informática y la necesidad de involucrar a Profesionales Sanitarios y Pacientes: secuenciación de la biología sintética, genómica, robótica, inteligencia artificial, nanotecnología aplicada a la Imagen Médica… todos estos avances ya tienen aplicaciones clínicas

Recientemente – 11 y 12 mayo 2015 – , en la mHealth Summit Europe se debatieron tres temas fundamentales que vinculan la eHealth con la mHealth: Los datos que se generan, la usabilidad de los dispositivos en cuanto a tamaños y accesibilidad, y los otros agentes interesados en la mHealth (industria tecnológica y empresas del sector salud). Esa cumbre sirvió para analizar la preparación del mercado de los 28 estados miembros de la Unión Europea, basados en la encuesta The EU Countries’ mHealth App Market Ranking, en la que España aparece detrás de Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Suecia y Reino Unido, estados que según 4.000 encuestados están mejor preparados, considerando sus estructuras legales y normativas, y la digitalización de sus sistemas y usuarios.

Y, por otro lado, la Agenda Digital Europea planea su Plan de Acción ehealth 2012 – 2012 incluyendo la Salud Móvil como factor principal en cuestiones claves como la interoperabilidad de dispositivos, investigación coordinada, normalización y el desarrollo y la innovación en materia de salud electrónica.

Y me voy a atrever a decir que todo este debate se va a someter, considerando esos objetivos, bajo recorridos que salven los obstáculos regulatorios de las Apps de Salud. Y el primero y principal es la Seguridad del Paciente en el Uso de las Apps.

Seguridad Clínica en Apps de Salud

Toda App de Salud debería poder reportar un informe de comparación de datos clínicos o un informe de adherencia a un tratamiento (no me sirve incluir en la misma clasificación de Apps de Fitness o de Nutrición). Además, las Apps deberán incluir índices de satisfacción o de nivel de seguridad en su utilización. Y además, esos datos (Big Data) tendrían que poder generar (como el indicador azul de whatssap) un indicativo de que se ha incorporado la información con Seguridad y Validación Sanitaria (identidad del usuario, zona de alojamiento de datos, quien los va a consultar y con qué se va a comparar o usar para investigación).

Y voy más allá en Seguridad: No sólo hay que blindar los datos, sino que en coordinación con los sistemas telemáticos y de almacenamiento de Datos, hay que generar un report a un profesional sanitario que tenga una ‘alerta’ (o no) sobre el estado de salud del Paciente que interactúa con su App (esto se llama ‘gap’)

Y, por último: Si hay errores en un ‘gap’ ¿Quién responde? Porque hay varias dianas en el recorrido del Uso:

  • El fabricante de la App o del Dispositivo wereable
  • El proveedor de datos de internet
  • El sistema de recepción de datos, almacenamiento y generación de alertas
  • El profesional sanitario que recibe los datos y debe – o no – actuar con el paciente
  • El paciente, que puede no haber introducido bien sus datos o usado correctamente la App.

Todos estos factores forman parte de la Seguridad Clínica no digital actual. Porque cuando hay un error en el Sistema de Salud que presta su Servicio Sanitario, hay donde protestar o donde reclamar. Pero con las Apps hay un gran problema de desarrollo de Seguridad Clínica que tendrá que estructurarse con muchas condiciones.

Regulación Oficial

Existen barreras que se producen porque el avance tecnológico supera a la velocidad de lavado y enjuague de los Sistemas de Salud. Y por eso, como otros productos o equipamientos tecnológicos, se está trabajando por la Regulación de las Apps y los dispositivos para la Salud. La FDA norteamericana ya está regulando las Apps según riesgos para el Paciente, igual enfoque con los dispositivos médicos, basado en el riesgo, garantía de seguridad y eficacia de las aplicaciones.

En Europa, la Regulación vendrá por fases, ya que la mHealth en su Agenda Digital está trabajando desde abril 2014 para que la regulación también clasifique a las plataformas que ofrezcan a las Apps (es una forma de hacer un cribado previo), legislación en cuanto al desarrollo tecnológico, e incluso en sus resultados de Consulta a todos los estados de la Unión Europea  para elaborar el Green Paper on mobile health ya tenemos que en enero 2015 hay una división de Apps de Salud:

  • Las que realizan Mediciones (por ejemplo de los niveles de glucosa)
  • Complemento a dispositivos médicos (por ejemplo, la App que transmite la información del dispositivo  de autocontrol de insulina)
  • Agenda – Recordatorio a pacientes para tomar su medicación
  • Proporcionar recomendaciones (por ejemplo reflexión sobre diferentes hábitos) para mejorar la salud general y el bienestar de los usuarios

Clasificación sin Apps de Actividad Física

En mi opinión, las Apps de actividad física no puedo incluirlas como una Apps de Healthcare, porque aunque pueden reportar un indicador que ha medido, si no analizan ese dato con un significado de Salud no deberían clasificarse como Apps de Salud.El panorama de la Salud Móvil está enfocándose a dar soluciones pensadas para pacientes crónicos, acoplar monitorizar seguimiento de patologías gracias a dispositivos externos (wereables y biosensores) y que permiten ‘gaps’ que posibilitarían una conexión informativa entre el paciente y un Profesional Sanitario: medición, indicador de salud, dato en la evolución clínica…

Es decir: no me sirve saber si he tenido x pulsaciones por minuto, u otra métrica, si no me incorpora diagnóstico o tratamiento a mi estado de salud. Por esta razón, cuando veo publicaciones de que usamos muchas Apps de Salud, y la mayoría se refieren a las de ‘correr’ o de ‘nutrición’, creo que estamos no contando la verdad sobre el volumen de profundidad en el mercado y usuarios.

Es imposible meter en el mismo saco a una Apps de correr o mantenimiento físico, o nutricional, con una App que con una foto reporta una imagen analizable para el cáncer de piel, y su evolución, por ejemplo.

Información en Salud

También debo citar al grupo de las Apps informativas en Salud. Son las que no tienen asociado un wereable (‘vestible’ o segundo dispositivo conectado al móvil o a la tablet o al pc) y que sin embargo permiten feed back o doble conexión:

Información útil, contrastada y en revisión constante, sobre procesos diagnósticos y terapéuticos; incluyendo efectos y riesgos sobre el Paciente. Estas Apps contienen datos precisos sobre dicho proceso o procedimiento al que el paciente se sometió o va a someterse. Y el paciente puede puntuar y validar en la App, y ese dato se puede someter a un conjunto de datos que pueden permitir investigación (igual que las que tienen wereables), siempre y cuando el formulario esté validado para ello.

Pero pocas Apps aún ofrecen una opción ‘push’ o un valor de medición de resultados con seguridad, o que el paciente pudiera reportar hacia un centro de datos.

Prescripción de Apps

En este sentido, aunque haya muchos informadores que publican ‘1000 apps de salud para dermatología (que conste que me he inventado el titular), existe una dejadez en el análisis sobre la convertibilidad y medición de resultados de las Apps que se están divulgando. Es como si un bloguero publicara «1000 zapatillas de deporte para correr en campos de girasoles»: ¿todas las zapatillas son recomendables?